sábado, 4 de abril de 2009

El rey del mundo (I)

La brisa nocturna soplaba suavemente. No había ni un solo alma por la calle. Y desde la terraza del ático parecía ser poseedor de todo lo que alcanzaba a su vista.

Se sentó en una silla de plástico, presumiblemente de color verde. Quería esperar a que amaneciese. Solo así podría estar en paz consigo mismo. La luz de un nuevo día. Era eso lo único que podría curar esas profundas heridas.

Y mientras esperaba al amanecer, acurrucado en la silla, solo pudo hacer una cosa:


Lloró.

2 comentarios:

Bertoff dijo...

no coments...

Nirso dijo...

Es una historia ficticia. Cualquier relación con alguna persona real, o acontecimentos reales es pura coincidencia... xD