¡Error!
Tranquilidad, sí. Toooda la que quieras. ¿Diversión? Permíteme decirte que NO.
La etapa de la jubilación es la más aburrida de todas (todo esto hay que decirlo, no estoy jubilado, ni quiero, ni voy a estarlo en muuucho tiempo, ya que aún ni tengo un trabajo que se considere trabajo en el sentido de la palabra) y no hace falta ser adivino para averigüarlo. Solo hay que observar.
Imagina que caminas por la calle. Un edificio en construcción. Y ¿quién está siempre detrás de las vallas, estas a las que le ponen malla verde de rejilla fina, atisbando la obra? Un jubilado. Son las 10 de la mañana de un miércoles y el pobre hombre no tiene nada mejor que hacer (ni estar en la cama, ¡por amor de dios!), si hay un banco cerca desde el que observarlo todo mejor.
Otro pasatiempo conocido es el de los autobuses. Hay dos variantes:
- Variante Activa: Como los abonos transportes mensuales están tirados de precio para la 3ª edad en Madrid (9€) pues se dedican a montar todo el día en el mismo autobús dando vueltas y vueltas y más vueltas, hablando con el conductor, la persona que se les sienta al lado (da igual quién o si tiene prisa o está ocupado, más de una vez he estado a punto de pasarme la parada por andar enfrascado en una conversación sin pies ni cabeza), algún coleguilla abuelete que también tiene el bono como ellos. A la hora de comer, a casita o a la residencia, y por la tarde, de vuelta al Tour que a fín de cuentas es turismo y eso es cultura después de todo.
- Variante Pasiva: Hay gente que no puede permitirse el abono por lo exiguo de su pension. La variente pasiva consiste en sentarse en un banco cerca de una parada de buses (cuantas más lineas transiten por la zona mejor) solos o con algún colega jubileta y ver pasar los autobuses vigilando los horarios, viendo pasar a la gente, y por supuesto hacer pelotillas con los mocos. Si alguien se le sienta al lado tiene conversación para horas.
Cuanta hipocresía.